viernes, 8 de julio de 2011

El Obelisco



Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
Twitter: @cartorrealba

En el solemne desfile del 5 de Julio en el paseo de Los Próceres, pudimos observar a cada unidad militar en excelente formación para celebrar junto a todos los venezolanos estos doscientos años de la firma del Acta de la Independencia y el inicio de una lucha larga que aun no ha concluido, pues nos falta mucho por obtener: la verdadera independencia de una nación como es su propia autonomía, sobretodo de pensamiento. El Sr. General que comandaba tan extraordinario acto me hizo recordar de los conflictos y los símbolos.

Toda nuestra historia republicana tan solo confirma que los conflictos son inevitables y estos aparecen a nivel individual con el propio nacimiento de cada ser humano, así deberemos aprender a vivir y para ello, desarrollando diversas estrategias de supervivencia.

Es que la vida sin conflicto es una utopía o mejor aún, es como un espejismo en el más incandescente desierto y sin oasis. Sin conflictos, los seres humanos no podríamos desarrollar nuestras distintas habilidades que nos caracterizan como humanos, o animales sociales y siempre insatisfechos, donde vivimos en un eterno dilema, o la cooperación o la competencia; de ahí que tengamos tantos motivos biológicos como psicológicos para utilizar la agresividad en sus distintas magnitudes e intensidades, surgiendo los símbolos tan simples como el color de los guantes o complejos como el obelisco en la sociedades mito poéticas que señalaban el triunfo de una batalla o el abatimiento de un general.

Todo conflicto se inicia con una emoción desbordada y genera un símbolo para recordar cómo se inicia, cómo termina o cómo se puede evitar.

Históricamente los generales utilizan como arma un símbolo que es un bastón de mando en señal que han llegado al nivel más alto en el conocimiento del arte militar, que consiste principalmente en utilizar su inteligencia para evitar cualquier enfrentamiento armado, es la razón del bastón de mando o las espadas como prolongación del espíritu en la conducción de la guerra. Claro! es una cuestión de un andamiaje cultural y conceptual.

La vida está llena de buenas intenciones y los conflictos generalmente ocurren por ignorar los símbolos que otros han construido por generaciones, innovamos, erramos y hasta construimos nuestro propio obelisco como el general en el desfile.

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