domingo, 6 de febrero de 2011

Lecciones de Chinchorro Sutra (Manual criollo del sexo) / Por: Nataly Urbáez Ilustración: Karen Franco


Lecciones de Chinchorro Sutra (Manual criollo del sexo) / Por: Nataly Urbáez Ilustración: Karen Franco
de Carlos Vicente Torrealba, el Domingo, 06 de febrero de 2011 a las 23:13
Lecciones de Chinchorro Sutra (Manual criollo del sexo) / Por: Nataly Urbáez Ilustración: Karen Franco



de SexoSentido, el Viernes, 04 de febrero de 2011 a las 15:51





Ni joropo, ni sombreros pelo e’guama, “Chinchorro Sutra” explora el arte del sexo y del amor ‘trancao’. Como un renacer del disfrute sensual, Carlos Vicente Torrealba nos propone dar rienda suelta a nuestra imaginación, dentro de un chinchorro, pieza fundamental del modo de vida llanero, que ha dado abrigo a nuestra historia y en especial a los amantes

Por: Nataly Urbáez
Ilustraciones: Karen Franco

El rítmico vaivén del vientre de moriche, en el que se sumen los deseos de los más resteados, brinda interesantes oportunidades para redescubrir el sexo en pareja, pues, entre otras maravillas, el chinchorro anula la posibilidad de retirarte y dejar a tu yunta sintiéndose distante, al otro lado de esa enorme cama que los unió. El chinchorro es cómplice de la comunión de los cuerpos, arremolinados en una maraña desentrañable, que combina un poco de equilibrismo y otro poco de sexo salvaje, para descubrirse más allá del orgasmo, como asevera Carlos Vicente.

Con toda la picardía de nuestras tierras y la pericia de un consagrado dador de placer, el autor de “Chinchorro Sutra”, Carlos Vicente Torrealba, desarrolla un tratado sobre el amor y el amar que genera, incluso en los más escépticos, unas incontenibles ganas de comprar un chinchorro, así sea uno chiquitico, pero cumplidor.

Habiendo nacido en un hato, su crianza transcurrió en lo más cercano a una orgía connatural, pues “si los caballos no montan a las yeguas no hay crías; si los toros no montan a las vacas no habrá qué vender, ni leche, ni queso qué producir”. Era de esperar que esto generara en él una visión maravillosa del mundo y de su cultura, que fue entretejiendo justamente a su chinchorro.

¿Cuáles han sido las reacciones de quienes ojean el “Chinchorro Sutra”? Algunos, muy incrédulos, preguntan: “¿Se puede tener sexo en chinchorro?”. Otros, con cara de quien lleva semanas haciendo streching, confirman la eficiencia del libro. Y otros, experimentados desde antes, retornan a un momento ya vivido y comentan con picardía: “Sí, definitivamente se puede tener sexo en chinchorro”.

Y vaya que se puede, incluso con ventajas, como nos revela Carlos Vicente, en tanto que “la forma del chinchorro permite un mejor acoplamiento de la pareja en cualquier posición. Sus movimientos cansan menos y permiten prolongar el contacto, y quizás lo más interesante, que se trata de algo nuestro. No es una de esas camas tántricas incómodas o esos columpios en los que uno no sabe si está haciendo maromas de payaso”.

Entre más elástico mejor

Los chinchorros, dice Torrealba, pueden estar confeccionados con distintos tipos de fibras y tejidos, aunque los de algodón no suelen ser tan cómodos. El de moriche, aunque muy agradable, no tiene gran elasticidad; y el de nailon, aunque menos estético, suele ser más elástico: se acomoda mejor al cuerpo y soporta mucha carga. Algo importante, ¿no creen?

Para terminar, Torrealba nos deja saber que, “con amor, donde sea… Porque estar enamorado es como la estación que no queremos pasar. Amor no es tranquilidad, no es equilibrio, no es lógica”. Y, cosa extraña en un hombre, Torrealba exalta el amor fiel y por ello leal. “Ser infiel, a mi juicio, es el arte del suicidio ritualista del orgasmo”. El autor nos ofrece así un compendio completo del amor, que más allá de los colores patrios, trasciende elaboraciones filosóficas en torno a cómo amar y cuánto: es decir, sin medida.

Ya tengo el chinchorro, ¿y ahora qué?
1. Cerciórate de haberlo atado bien, de la fuerza y agarre que tendrán, porque “pared débil, caída segura”.2. Siéntate en él, toma confianza en el chinchorro, y en ti misma.3. ¡Déjate llevar! A continuación te detallamos seis posturas, para que des una muy criolla rienda suelta a la exploración del placer en pareja.
Las riendas
Aunque requiere de una buena condición física, promete uno de los orgasmos más profundos que puedan disfrutarse en la vida.

El garabato
Para las más gimnásticas, pasa tu pierna flexionada sobre tu pareja, y a 50 centímetros del suelo, hazle saber para qué sirven las “fulanas clases de yoga” que estás tomando desde hace meses.

El cebú
Entre las posturas más cómodas y conocidas, ésta es una variante del misionero, que permite buena libertad de movimiento para el hombre, y esa sensación de sometimiento que a veces necesitamos las mujeres.

La nutria
Recomendada para el sexo anal, esta posición te ofrece libertad para imaginar, para tocar y disfrutar a tu amante. Se sugiere, además, tener en cuenta la superficie sobre la que reposarán las rodillas, para no entorpecer el goce de ambos.

Los jarretes
De penetración total y frontal, para este deleite el chinchorro habrá de estar colgado a la altura de los genitales del hombre, y así dejarte columpiar al ritmo que él decida.

La pereza
De una técnica, quizás más avanzada, la pereza es una postura para atletas y aventureros, con un chinchorro tenso, colocado a la altura de la ingle del hombre, que tomará por los glúteos a su compañera para atraerla hacia el cuerpo y penetrarla.

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