jueves, 10 de diciembre de 2009

El desamor



Por Carlos Vicente Torrealba

carlosvicentetorrealba@gmail.com



Tal vez, no exista nada que podamos hacer hoy en día por cambiar este holocausto lleno de contradicciones: de ordenes mas contraordenes, de adelantar y retroceder; del deber de la inclusión pero ejercer la exclusión; de pedir dignidad para el pueblo pero humillar al que se dice defender; de ser nacionalista pero a la vez entreguista. Quizás tan solo nos quede intentar cada día de nuestras vida tener el tiempo para seguir soñando, viviendo y sintiendo como si fuera ese beso que nos hace sentir vivo y no permite que surja el desamor por nosotros mismos.

Sabemos muy bien la causa de donde ¡fracasaron los unos y fracasaron los otros! esto se debe al “abuso del poder” que es el verdadero desamor por,;; todos. Hay una frase de Goether que describe la mas pura miseria y es pretender que podamos avanzar e ir “¡adelante por sobre las tumbas, adelante!” y es que no podemos progresar cavando nuestras propias tumbas, menos pisoteándolas.

Pensar que una nación, un gobierno o una comunidad progrese bajo perspectivas unidireccionales en estos tiempos es olvidar los estragos que han cometido éstas en la historia republicana venezolana. Si no fuese así, el formalismo: 1+1+1+1: no fuera la mayor abstracción y si hablamos del dogmatismo ideológico que tanto ha castrado a sociedades por ser en si mismo una utopía tan fría y estéril como el beso de una momia. Pero aún peor, es el agnostismo fatalista y contradictorio de la oposición, ella es la propia desesperanza.

En la oposición hay tantas pugnas internas que la hacen ineficaz, pero en el gobierno hay algo tan destructivo como es el canibalismo salvaje entre grupos que luchan desesperados por el poder detrás del poder, estos son los grandes glotones del siglo XXI. He allï, el mayor desaliento para el propio pueblo que está cansado de marchar y contramarchar a la deriva y de ver como estos señores pretenden ser los herederos de lo que no se puede heredar.

La fórmula para manejar el poder a largo plazo, está en la sabiduría histórica que se fundamenta en la experiencia, el consenso y la razón y tener muy en claro que Dios es la causa de las causas y el fin de los fines y que ningún ser humano puede sustituir eso ya que seria una aberración de la propia especie y por ende no puede existir porque seria el mayor desamor a nosotros mismo.

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