miércoles, 13 de noviembre de 2013

La Fatal Arrogancia

La Fatal Arrogancia Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com twitter: @cartorrealba Casi siempre sabemos cómo empiezan las cosas pero jamás como terminarán, sobre todo cuando la planifican bajo el concepto de la anarquía. A Chávez se le puede criticar muchas, cosas pero fue un presidente que alcanzó un prestigio gracias a su astucia, su infinita capacidad de provocación y su reconocimiento de sus límites; él hostigaba, provocaba, pero jamás pasaba la raya aunque la moviera. Hoy viendo y leyendo sobre estos “saqueos controlados”, uno podría estar de acuerdo sobre el control de la usura y hay mecanismos legales para esto. Pero un “saqueo controlado” es una enorme estupidez política, porque al fin y al cabo terminará como un bumerang. Aunque para algunos sirva como una válvula de una olla de presión pero aun así, el problema seguiría siendo la olla. Todo esto lo único que nos deja es una enorme incertidumbre, que no es otra cosa que el no saber lo que va a ser de nosotros mañana: como nación, como sociedad, como familia o simplemente como individuos. La incertidumbre es estresante en sí misma y, en algunos casos, puede acabar generando graves problemas; de ahí que resulte difícil tomar decisiones, algo que de antemano buscan los creadores de la incertidumbre. Los seres humanos poseen una primera reacción ante la incertidumbre como es la ansiedad y agitación. Lo curioso es que aunque no sabemos que hacer, aún así necesitamos hacer algo. Sin embargo todos nuestros intentos parecen fracasar al tiempo que la situación de incertidumbre continua. A la larga, comienza a aparecer un estado de ánimo más deprimido, más apático siendo la fuerza que te detiene, te impide seguir adelante dejándote sumido en un estado que parece ser de vacío, pero del cual puede surgir una nueva serenidad y tranquilidad. SIendo el único mecanismo para sobrevivir a la incertidumbre, la aceptación de la misma. Algo que desde Julio Cesar pasando por Mao Zedong sabían muy bien, es que al quedar la gente inmóvil, sin hacer nada porque no hay nada que puedas hacer, empiezan a aceptar su realidad que generalmente es la que te han creado los que han generado la propia incertidumbre. La masa-media o simplemente los ciudadanos pueden hacer dos cosas: la primera es resignarse hundiéndose en la depresión y la apatía y la otra consiste en esperar que la fatal arrogancia se hunda en su propio lodazal.

sábado, 17 de agosto de 2013

La Voz

Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter: @cartorrealba
Hace muchos años en una tarde de verano, mi abuela materna nos decía que: “el lenguaje nos habla y esa voz al final siempre expresa lo que hay en el fondo del alma, aunque algunos la lleven por los vericuetos,”. Así era mi abuela, una mujer muy de detalles que sabia escuchar, hablaba poco pero cuando hablaba sus cortas frases eran toda una enseñanza, quizás porque había vivido mucho o tal vez porque aprendió observando a las personas de un país que lentamente se venía degenerando como la semillas del maíz salvaje. Los que hemos seguido el acontecer político de nuestro país y no con el morbo de un adolescente ante su primera experiencia de amor, quizás más bien con la mirada angustiada de la impotencia que se siente cuando se contempla a un amigo o familiar moribundo y es que ver el más reciente debate de la AN fue justamente la apoteosis del verbo hecho excreción. Jamás me imaginé que se defendiera algo siendo precisamente lo que se pretende escarmentar; nunca me imaginé que la torpeza intelectual, moral e ideológica pudiera ser tan delirante y tan fofa a la vez. Parece que los venezolanos hubiéramos nacido en varios países a la vez, pero todos en un mismo lugar. Cada vez estoy más convencido que no tengo nada que ver con personas como los que están en la AN: ni me siento representado por Carreño menos por Julio Borges. Uno por cloaca y el otro por fofo. Debe sonar algo raro que alguien como yo, que ha apoyado los cambios positivos del gobierno de Chávez y las propias buenas intenciones de Maduro esté convencido que el mayor enemigo del gobierno no es la actual oposición, mas bien en los eunucos e inmorales del propio gobierno y sobre todo de ese grupúsculo de “sesudos” lideres, que su único aval es haber sido unas focas parasitarias de una movimiento que generó un proyecto político que han llamado socialismo, pero con dirigentes en Hummer. La oposición en Venezuela posee un grave problema: no posee la imaginación, ni los hombres suficientes para hacer una política de oposición, son como buzos de profundidad sin escafandras; son políticos sin políticas. Como esos caballos bonitos pero que no pueden ser padrotes por que están castrados y el gobierno como que le está siguiendo los pasos, pero más grosero y torpes. El pueblo cada día está más asqueado de todo esto; lo peligroso es que se busque una tercera voz.

Too Big To Fail

Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter: @cartorrealba Hoy en mi país se confunde el verbo con el sustantivo, el pronombre con el predicado, la suma con la resta, la verdad con la mentira, la justicia con la impunidad y sobretodo la grandeza con la más cruel miseria humana. Pero no siempre fue así, quizás porque los demagogos por lo menos eran un poquito más inteligentes respetando algo más a su gente y a su patria. Recuerdo el corredor de mosaicos azulejos del hato que fue de la familia de mi padre. Ese lugar era el más viejo de la antigua casa y el sitio preferido por mi abuela paterna, justo donde nos contaba las hazañas de los hombres del llano, hombres de soga, toros bravos y de bestias cerreras que una vez cambiaron sus lazos y que tremolaron al cielo por lanzas que no dudaron teñirlas por su libertad, su honor y quedaron coloradas para la grandeza de nuestra patria. Una vez el bisabuelo de mi padre le regaló un caballo Ruano al general Páez. Dice la historia que Páez lo escogió de un centenar de caballos. Era una bestia fuerte, enérgica, ágil de muy buena marcha. En una escaramuza en su segunda carga, el caballo fue alcanzado por la descarga del ejército español, Páez se salvo, al regresar a sus fila en la grupa de otro de sus lanceros, dictó a una proclama donde señaló a sus hombres la muerte de su caballo y como él se vengaría de esta aunque le costara la vida en la acción. Todos los lanceros vengaron la muerte de su caballo, era una cuestión de honor. Hoy no nos matan esas hermosas bestias, pero aniquilan a miles de venezolanos en atracos, asaltos o mueren a mengua en los pasillos de los hospitales. Hoy fusilan a miles de almas con la descargas de la indolencia, la incertidumbre y una verborrea que deja a muchos tan aturdidos por la incoherencia del verbo, que se pierde el sentido de la palabra y esta ya no nos habla apenas balbucea la negación de la propia existencia de la patria. Palabra que ya no significa nada, pues no puede haber ésta si no hay patriotas ciudadanos: hombres y mujeres que tengan la esperanza de ser protegidos por ella. La palabra patria es too big to fail: “demasiado grande para caer", ya que tendría consecuencias desastrosas rescatarla. No por los poderes públicos, ya que estos ilógicamente la niegan; más bien por los venezolanos que al fin y al cabo somos los que hacemos la patria y quizás como con el caballo de Páez sea una cuestión de honor, si acaso algo nos queda.

Réquiem

Por carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter: @cartorrealba Una pregunta sencilla en un momento sumamente complejo: ¿Los venezolanos nos podremos reencontrar algún día? Sobre todo con la gran incertidumbre política, económica y social que existe y que al parecer, todas las medidas que el gobierno desarrolla para flotar nos hunden mas y para rematar una oposición tan débil que ni siquiera posee imaginación para actuar. Este país vive una guerra por lo menos posee los muertos, la escasez de alimentos, la depresión económica y su gente: la mayor desesperanza. Además de estar sitiados en medio del temor y el miedo de no poder aún reconocer cual es su real enemigo. Igual le sucede al gobierno que se ha montado en una imaginaria de una guerra que el mismo no sabe si es abierta o no declarada, con sus propios enemigos internos y extranjeros, sean estos imperialistas o simplemente parásitos de ideologías trasnochadas. Un gobierno donde algunos de sus hombres son de izquierda, pero en lo privado actúan de derecha y no poseen la capacidad de reconocer sus verdaderos enemigos; quizás porque están tan cercanos que no poseen formas o quizás sea por que en verdad son tan imaginarios como su propia ideología. Lo lamentable es que casi siempre cuando el enemigo es imaginario y por lo tanto no posee forma al final, se atacan a los más débiles que generalmente son las personas que decimos defender. Este es el drama de la ignorancia, de la terquedad y de la ceguera ontológica que como siempre digo: no es más que el no saber, que no se sabe. Que lastima que muchos de los personeros no crean en lo que dicen profesar, de lo contrario hubieran entendido la forma magistral cómo Chávez ejercía el mando. Con todos los errores y virtudes de él, nos guste o no, quedará para la historia como un hombre que fue un gran provocador político pero que jamás paso la raya de los limites y comprendió y vivió a fondo sus cuatros principios básicos estratégicos los que aplicó a la política, como son : Cuando el enemigo avanza, nos retiramos; Cuando el enemigo duda, lo acosamos; Cuando el enemigo trata de eludir el combate, lo atacamos y Cuando el enemigo huye, lo perseguimos. Pero, ¿A quien el gobierno acosa, ataca, y persigue?. No será más bien a su propia sombra o aquellos que le dan la vida como propio gobierno. De seguir así, lo único que conseguirá será hacer su propio réquiem.

El Dúo Dinámico

Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com twitter:@cartorrealba Uno puede ser ignorante y eso, no es malo. Lo que realmente es malo, es ser irresponsable con la ignorancia que se posee. Es lamentable que no sepan gente que se creen los adalides de la justicia y los guardianes de la pureza impoluta de una revolución que tan solo es mental y que ellos mismos ni se la creen, que el Himno de Caracas es producto de una evolución. El dúo dinámico ataca de nuevo y como siempre desde la trinchera de su ignorancia y su más carcomido resentimiento social. Este par de joyas de la revolución endógena que habita en su pituitaria, no saben que el Himno de Caracas nació de las voces del pueblo. Fue un canto de cuna que se trasformó en un canto de revolución, que glorificó al propio pueblo que lo creo y que Guzmán Blanco lo hiciera Himno Nacional, al llamado "Gloria al Bravo Pueblo". Desde 1881, Santiago de León de Caracas quedó sin himno. Tuvieron que pasar casi 80 años cuando el ayuntamiento de Caracas aprobara la nueva música, creada por el maestro Tiero Pezzuti y 103 años cuando la letra seleccionada por concurso, la ganara el maestro José Enrique Sarabia “Chelique”, un hombre que ha hecho algo extraordinario como es: hacer feliz a los Venezolanos. Cuestión que el dúo dinámico jamás hará por un problema simplemente patológico. Pero al dúo dinámico no le gusta la letra del actual himno. Una cuestión hormonal seguramente, ya que ellos no poseen ningún tipo de credencial para denigrar de ella, ya que uno es un simple cuartelero y el otro un manipulador de oficio. Quizás las estrofa que les moleste del himno de Caracas sea: “voz de rebelión y cuna de la libertad”. Desde luego desean un pueblo sin voz y arrodillado ante los caprichos y frustraciones de unas personas que no toleran a los OTROS, o quizás: “y el grito de revolución, fue como el nuevo amanecer” Esta estrofa debe molestar mucho, ya que no ha habido un nuevo amanecer desde que ellos han marchitado su propia revolución. La estrofa que genera todo el problema, es sin duda alguna: “Y la barbarie sucumbió bajo la luz de la razón”. No hay mayor barbarie que la ignorancia de aquellos que sufren su ceguera ontológica, que no es otra cosa que el no saber que no se sabe. Lo interesante del dúo dinámico es que sí luchan contra el imperio, pero de pendejos chavistas o no chavistas que somos nosotros, que estamos a la merced de los caprichos de este par de ociosos.

¡Habemus Patria!

Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter: @cartorrealba Las sociedades en crisis y sobre todo las que viven en crisis prolongadas, se caracterizan por afirmar en sus propagandas justamente lo que no son y más aun señalan tener lo que en verdad no poseen. Generalmente los burócratas, insensibles e incapaces son los que en las sociedades en crisis prosperan, ya que suelen ser temerarios, demagogos, oportunistas y a la vez son extremadamente ingenuos. Creen que el resto de la población también lo es. No saben que la palabra nación posee dos acepciones: la nación política, en el ámbito jurídico-político, es un sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado. Mientras que la nación cultural, concepto socio-ideológico más subjetivo y ambiguo que el anterior, se puede definir a grandes rasgos, como una comunidad humana con ciertas características culturales comunes, a las que dota de un sentido ético-político. En tanto que patria se designa a la tierra natal o adoptiva a la que un individuo se siente ligado por vínculos de diversa índole, como afectivos, culturales o históricos. La Patria es un sentimiento, donde sus gente se siente unida a sus tradiciones, sus costumbres, su cultura, y dispuesto a luchar y esforzarse por su grandeza. La Patria amigos no existe sin patriotas, y estos tan solo son aquellos que día tras día trabajan honradamente, estudian, son solidarios, y no discriminan al resto de sus compatriotas. Ahora nos gritan que ¡Habemus Patria! Como si el burócrata fuera el Cardenalprotodiácono en el balcón del vaticano, pero más bien pareciera una caricatura de Rodrigo de Triana gritando desde el carajo de la nave ¡tierra! y para colmo cree que sus gritos son una bendición al estilo Urbi et Orbi, aunque tan solo es una negación a nuestra crisis del papel sanitario. Los venezolanos si tenemos patria ¡pero artificial! Tan solo con observar la espantosa corrupción, que ha generado riquezas no productivas, donde se deforma la visión y el desarrollo, del propio estado. La patria artificial, es la que no se genera de nuestras manos; una cultura artificial, la que no es producto de nuestro trabajo; un país artificial es el que crece sin el esfuerzo de su gente, es donde la clase política se convierte en una casta inútil para su pueblo e incapaz de interpretar los mensajes que este emite, por lo tanto ¡Habemus Patria!

La Batalla

La Batalla Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter; @cartorrealba Todos los analistas señalan que nuestro país está dividido en dos grandes tendencias: la que calla y la que grita, la que espera y la que insulta, los que tienen esperanza y los que engañan, los que trabajan y los que especulan. Siempre Venezuela ha estado dividida y es un país que pareciera que nunca arranca a crecer, que sus hombres siempre terminan en algo que los aglutinan confundiendo siempre el erario con el peculio y al pueblo con simples pendejos fáciles de engañar y de utilizar. Quizás se deba a que nacimos divididos. Fuimos patriotas leales a Fernando VII y luego los mismos patriotas terminaron liderizando un alzamiento contra la corona, que luego nos dieron la libertad. Una libertad que siempre ha estado históricamente ceñida en una negociación con nuestros aliados, cambiando espejítos por oro o entregando petróleo y para colmo pegándolo para que se lo lleven. Nuestros padres fundadores, como les llaman la gente del imperio tenían también sus diferencias. Páez tenía un concepto de patria muy distinto a ese ajetreo burocrático, era su patria la niñez, la música, el paisaje de las faenas en el campo. A diferencia de nuestro libertador Bolívar, que vivía entre la angustia continental y el problema de juntar pueblos con costumbres diferentes para formar grandes naciones. La Venezuela de hoy y su caos o enfermedad, no surge por ósmosis Es que venimos arrastrando una cadena enorme de prejuicios, una pésima autoestima y para colmo una espantosa autoconfianza. Nuestra ideología no es producto de la idea de algo o de ser o estar, esta surge del capricho hormonal de cualquiera que nos ha dirigido. Cual es la diferencia con la frase Rómulera de “mi partido y yo, y yo y mi partido” ¿Acaso no es lo mismo la franelita roja y ser socialista aunque paseemos en hummer?. Hoy nos hablan del la gran batalla, y nos tratan de echar los cuentos de la historia mal contada, donde los héroes terminan siendo villanos y los villanos héroes. Con esa tesis reafirman su propia teoría que la historia es algo que jamás sucedió narrada por alguien que jamás estuvo ahí. Nuestra gran batalla es real: es tratar de comprar harina de maíz sin ser sellado como ganado orejano, conseguir papel sanitario sin perder la quincena en el intento. Nuestra gran batalla al perecer es muy simple: es volver a tener dignidad.--