martes, 1 de diciembre de 2009

¿Por qué nuestra crisis?




Quizás Ustedes piensen que para definir la crisis en Venezuela y Latinoamérica se necesita por lo menos unos treinta libros y quizás un centenar de artículos, pero no es así, esta es más sencilla de lo que muchos teóricos y parlanchines creen.

Nuestra crisis es la guerra perpetua entre el estado-bienestar que se degenera en un estado-benefactor y aborrece el estado-posbenefactor, ya que los verdaderos dictadores no están en un hombre más, bien en las masa que a través de sus votos eligen lo que ellos desean ser, impulsados por el facilismo, el confort y un sueño chimbo de la oportunidad, para obtener como en una lotería, lo que no se adquiere sin el esfuerzo y la imaginación.

Todo surge en la década de los 80 y 90 cuando la imposibilidad del estado de hacer frente a las innumerables demandas sociales, en razón de las restricciones económicas surgidas a partir de una crisis que la llamaron muchos “El Viernes Negro”, que no fue sólo económica, ya que el fondo de esta fue y aún es de valores.

Tanto el segundo gobierno de CAP y el de Caldera se plantearon estos con distintas intensidades, un nuevo modelo estatal que combinaron erradamente los principios neoliberales en una síntesis macabra entre el capital clásico y la idea de justicia social, o solidaridad, proveniente de la etapa del estado benefactor.

Su gran equivocación fue que tomaron como base el sistema económico de mercado, cuando nuestra nación es mono-productora y a la vez, pretendieron entregas las responsabilidades del estado a un sector privado parasitario del mismo estado, y pusieron su punto de atención en un equilibrio fiscal ficticio, olvidándose que no se puede gastar los recursos que no se tienen, endeudando a la nación al máximo, haciendo un país rico en uno de los países más pobres del continente; cuestión que aún no se ha podido superar, ya que llevamos este mal como un virus en la sangre de la nación y con todos los recursos que poseemos, todavía no podemos solucionar los nuestros y tratamos ingenuamente de solucionar los múltiples problemas de nuestros vecinos, que no son tan solidarios con nosotros, como inocentemente creemos.

La verdadera encrucijada esta un capitalismo meramente mercantilista que también ha sufrido sus aplastante derrota como esta crisis económica mundial que hoy padecemos; o un capitalismo con sentido social, ya que el socialismo benefactor asfixia al propio estado y lo hace inoperante. Chávez ha tratado de buscar ese equilibrio pero su gran muralla han sido muchas veces sus propios colaboradores y una burocracia que no se ha podido erradicar, aunado a una falta de compromiso por el país de un amplio sector de la sociedad que no sabe reclamar, ni exigir, menos aportar.

El sistema que puede ser exitoso en nuestro continente será aquel que Usted le pueda dar cualquier nombre, pero deberá contemplar al ser humano, no como objeto sino como sujeto y autor fundamental de toda actividad social, cultural, económica y política.

Particularmente estoy convencido que los hombres de hoy deben de ser un fin en sí mismo y no un medio para otros fines. He aquí el verdadero dilema y el gran reto por venir.

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