viernes, 6 de febrero de 2015

Galimatías y el Éxodo

Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gamail.com Twitter: @cartorrealba Este drama jamás lo hubiera podido escribir William Shakespeare y menos Lope de Vega; quizás Miguel de Unamuno pudiera haber tenido una aproximación como filósofo, ya que habría descifrado bajo la Galimatías ese lenguaje complicado y casi sin sentido, de los políticos nuestros que embrollan la palabra y la vuelven oscura: por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas. Nuestros políticos son una cosa seria, sean estos del gobierno o de la oposición. Pareciera que estuvieran siempre de acuerdo como en casi todo, sobre manera para pretender salir a flote de los problemas hundiéndose más ya que buscan las expresiones más complicadas, locuaces e insólitas para jamás hablar claro, ni aportar nada. La oposición en Venezuela sufre mucho sobre todo un grupito de ellos que se autodenominan líderes, ya que son oposición y socios de los pillines, y otro pequeño grupúsculo está al asecho de montar su negocio; eso sí, sobre las espaldas de los miles de venezolanos que aun cargan su pito, su bandera y esa gorra tricolor que esta desteñida por tanta marcha y contramarcha. Y para rematar, el solazo de las insufribles colas del imperio de pendejos que tenemos que hacerlas, las nuestras, rojitas que ya están como rosadas; de seguir así seré del partido de la pantera rosa. Según la mayoría de las escuelas de filosóficas decían que la falta de toma de decisión y postergar esta lo que generaban siempre era un mal mayor. Porque simplemente se perdía un tiempo precioso para ejecutar y actuar; pero desde luego no actuar para llamar a los empresarios y después caerle a palos a estos. Históricamente esa técnica creo que no es efectiva para generar confianza, a menos que se busque parar un poquito a esos cientos de personas con "cédulas chimbas" que no poseen sus muertos en esta tierra y juran lealtad mientras que tengan el estómago lleno. Lo triste de todo esto es que cientos de venezolanos preparados siguen su éxodo fuera de nuestras fronteras. Dirán algunos descerebradas: "el que se va no hace falta", ese es un error que en algunos países ha costado generaciones emendar. Nuestra Venezuela sufre hoy de un Galimatías y un Éxodo de talentos que está dejando a una nación a la deriva, como en una película mal hecha donde los actores se comportan como los personajes de Chicago de los años veinte, pero en el escenario de los "western spaghetti"