sábado, 4 de junio de 2011
El termómetro del amor
por Carlos Vicente Torrealba
Una leal lectora que nos escribe todas las semanas para señalar el interés de ella por estos escritos. Esta semana nos realizó una interesante pregunta sobre si ¿Existe algún instrumento para medir el amor? Quizás siempre buscamos algo externo que nos indique lo que sentimos internamente, He allí una característica del error humano, el verdadero termómetro lo tenemos nosotros mismos, más poderoso que cualquier sistema de advertencia creada por el hombre o la NASA para saber si su avión o su trasbordador espacial puedan sufrir un percance.
En nosotros los humanos todo está detrás del sencillo acto de besar, donde hay toda una complejidad oculta de poderosos mensajes al cerebro, al cuerpo y al alma de tu pareja. Es que amiga, cuando la pasión se posesiona de nosotros, un beso, ese medio que hace posible que se cree el vínculo de unión entre dos personas en un intercambio de fluidos, esencias, gustos, sabores, texturas, secretos, emociones y unos lazos afectivos que surgen a través de este cuando la sinceridad y el respeto mutuo existen.
Los besos, los humanos los buscamos en forma tierna, furtiva, lujuriosa, gentil, con hambre o mucha hambre, con deseo, y hasta apasionadamente. Besamos en cualquier parte: a plena luz del día o en la quietud de la noche, debajo de un árbol, dentro de un carro, el pasillo, en la oficina, al despertar y antes de acostarnos. Damos besos protocolares, ceremoniales, besos de cariño, besos de niños, besos de película, hasta besos de la muerte, y nos pueden dar besos que nos revivan como en esos cuentos de nuestra niñez, besamos por vivir y besamos hasta morir.
Existe un principio háptico donde podemos tocar con la mirada y percibir emociones más allá del tacto se dice que los labios son el epicentro háptico donde estos evolucionaron primero para la alimentación y luego aplicados para hablar, pero al besar satisface diferentes clases de hambres y todos los que amamos hemos experimentado como se mitiga esa hambre y sed a través del beso.
Es que el beso en el cuerpo humano que amamos, activa una cascada de mensajes neuronales y químicos que transmiten sensaciones táctiles, excitación sexual, sentimiento de cercanía, motivación e incluso euforia y gozo. Estos comunican información importante acerca del estado y futuro de una relación. En un caso extremo, un mal beso puede acabar con el futuro de una relación de pareja y puede cerrar todo tipo de puerta y posibilidad y lo más increíble nos puede advertir si algo anda mal o si son otros besos los que le pusieron fin a los tuyos.
La gran mayoría de los estudios indican que los besos han evolucionado desde la práctica primitiva de las madres de masticar la comida para sus pequeños y luego alimentarlos de boca a boca. Siendo para muchos que estudiamos el tema el beso, crucial en el proceso evolutivo de selección de pareja y la reafirmación y consolidación de esta. De ahí amiga que el mayor termómetro del amor entre parejas sea el beso.
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