lunes, 29 de agosto de 2011
Las Drogas de la Violencia
Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
carlosvicentetorrealba.blogspot.com
twitter: @ cartorrealba
Todas las drogas generan de una forma u otra violencia. Pero existe una mezcla de estas, en especial que genera la más cruel de ellas, como es la ignorancia y el resentimiento social que no es más que odio.
La ignorancia y el odio no son en sí sustancias psicotrópicas, pero pueden ser suministradas como si fueran una droga, hasta generar dependencia, más odio, más ignorancia; y tan sólo porque da mayor dominio de la masa-media (masmedia). De ahí que los índices de muertes violentas sean mucho más altos en sociedades que no tienen Estado o que esté la ausencia de éste, que en sociedades con Estado; y el Estado no son las formas o los tipos de gobierno. El Estado es una unidad que no está a beneficio de ideologías o partidos políticos, si no en función de los ciudadanos y de la nación de estos.
Gracias a la creación del Estado cesaron las guerras tribales, sin embargo la mala interpretación del Estado hace surgir otra forma de violencia que no es más que la ejercida por el propio Estado. De hecho, la revolución que empezó aproximadamente con la Ilustración a fin de alcanzar la democracia, fue un intento de resolver la violencia pero ¿Cómo se puede instaurar un gobierno en un Estado que impida a la gente matarse y que ese mismo gobierno tampoco las mate a los que forman el Estado?
Este es uno de los grandes debates de esta época en todo el mundo, sobre todo por el nacimiento de la ideología sin ideología, por el resurgimiento de los lideres “show men” y los políticos con sus discursos al estilo de las novela de Corín Tellado. El primer tema de este debate es sobre si las fuerzas de la modernidad que han estado vigentes desde la Ilustración europea, la edad de la razón, han sido buenas o malas para la gente?.
Hay tendencias políticas conservadoras que se disfrazan de avanzados y que sostienen que la Ilustración fue un craso error, ya que a partir de esta la gente decide su propia moral en lugar de que se la imponga una autoridad superior.
A menudo las atrocidades del siglo XX como el estalinismo, el nazismo y las dictaduras religiosas musulmanas se relacionan con el propio declive de la religión y de la sociedad tradicional. Particularmente pienso que las fuerzas de la modernidad son fuerzas del humanismo situando al ser humano y la vida individual como fuente de valores: como la realización personal, la vida, la salud, el arte, las ciencias, las relaciones humanas y el desarrollo espiritual.
No creo que el camino sea formar nuevas tribus con sus códigos y lenguajes; menos en el resurgimiento de una nueva monarquía que llegue a buscar una nueva deidad. No creo en las fuerzas que denigran el individuo y ensalzan el colectivo, siendo históricamente una ideología muy perniciosa ya que sólo identificar la violencia con la agresión física, olvidando por completo las otras clase de violencia que es más sutil y oculta en los propios discursos como es la violencia psíquica.
La droga de la violencia empieza por la violencia física, traducida en delitos, muertos de guerras en calle, conflictos raciales y étnicos, etc. Pero, se ocultan tras el discurso de la droga de la violencia, los miles de muertos por hambre que causaron la colonización de las ideas y luego el sistema de ineficiencia que es peor que el libre mercado.
La droga de la violencia aumenta las desigualdades sociales entre ricos y pobres, así como la distancia entre países desarrollados y subdesarrollados, que han sido incrementadas exponencialmente desde la revolución industrial por parte de estados ineficientes y corporaciones al servicio de intereses individuales. La droga de la violencia es ejercida por estados democráticos, que precisamente se han erigido y se defienden gracias a la propia violencia.
Tener que mendigar por las calles es violencia, millones de personas que mueren de hambre todos los días es violencia, ir a centros de salud y no ser atendido por falta de insumos es violencia, no poder salir a la calle por temor de ser atracado es violencia. La droga de la violencia no es más que el odio desmedido y la más cruel de la ignorancia.
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