miércoles, 11 de agosto de 2010
La Zarina
Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
twitter: @cartorrealba
¿Qué tipo de constructo es o son nuestros principios ideológicos? ¿En Latinoamérica existe la derecha, la izquierda ideológica o son poses de moda para cautivar al elector y poder tener el poder para ejercer el más antipático yo?
Serán nuestra ideología una construcción igual que nuestra raza, una mezcla de todo y contra todos. Un compendio de religión, con algo de fanatismo poético, con un gran toque de la filosofía del súper héroe rompe corazones, combinado desde luego con el andamiaje de las instituciones públicas creadas para generar un orden en el caos. Pero a la vez, ellas son el propio caos que nos caracteriza, igual que las múltiples colas para nacer, crecer, alimentarnos, sobrevivir, ir al banco, a la escuela, a la universidad, al hospital y hasta el cementerio.
¿Qué es el pensamiento latinoamericano?, más allá de su diversidad cultural producto de una mezcla fascínate, que fue construida con la visión europea y no con nuestra propia visión.
Sabemos que emociones como la compasión, la pasión, la venganza, o el amor son valores que han ayudado al ser humano a vivir y sobrevivir en una sociedad. Pero por qué Latinoamérica posee una intensidad tan particular que por momentos podemos declarar la guerra a un ser en la mañana y en la noche le hacemos el amor.
Sabemos como la moral puede ser una herramienta heredada biológicamente para consolidar una sociedad. Pero como en Latinoamérica esa herramienta puede ser utilizada para varios fines y al final, la moral y la falsa moral pueden llegar a ser una sola donde el bien y el mal no se distinguen porque están primero nuestros propios intereses, de lo que hemos llamado "ideológias" que a la vez no sabemos qué tan profundas son, ya que varían también como la topografía.
Al parecer nuestros principios ideológicos como morales vienen como las cerezas en dos o en racimos como los mamones. Hablamos de libertad, tan sólo para hacer o no hacer lo que nos da la gana. Hablamos de justicia para defendernos de ella misma y violarla lo más, que nuestro poder permita. Hablamos de paz y nos armamos hasta los dientes. Hablamos de amor y buscamos la infidelidad y hasta podemos regocijarnos que somos tan "vivos criollos" que nadie se dará cuenta, como si uno mismo fuera una nulidad. Cuando escucho a Chávez y a Santos, pienso cuando durará el amor de la zarina si ésta es latinoamericana.
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