jueves, 15 de octubre de 2009

Mi utopía

Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com

Todos los seres humanos pasamos por momentos difíciles, momentos de cambios de trasformación, llegando siempre a un punto que debemos tomar decisiones ya sea seguir luchando o fallecer en el olvido pateando nuestros propios sueños, lo importante es la adecuación que se produce en nuestro espíritu ante estos hecho y en que forma retomamos nuestros pasos con la experiencia ya vivida.
Una vez escribí “se pueden odiar lo suficiente hoy para amarse en un mañana después de muerto”, lo especifico de nuestra especie es el conocimiento de un mañana inclusive podría decir que podemos imaginar lo que será y lo mas fascinante lo que podría ser.
Cuando nos planteamos un proyecto de vida ya sea personal o colectivo es precisamente la descripción de ese mañana de acuerdo con nuestros deseos y podemos entonces pensar que podemos dominar ese paso del hoy, al mañana como un timonel que orienta la nave al puerto previendo cualquier acontecimiento.
Hablamos mucho de nuestra sociedad, la criticamos pero siempre pienso que una sociedad sin utopía es una sociedad neutral que no alcanza aun la condición humana menos sus hombres de ciudadanos. La utopía es lo que no esta en ningún lugar, en ninguna parte, muchos creen que es reaccionaria y que esta fuera de la realidad. Pero la clave esta que la utopía debe de ir acompañada de acciones inmediatas de lo contrario ella se vuelve ese boomerang que inmoviliza, cercena las fuerzas favorables para los cambios.
Se dice que las sociedades utópicas se basan en que son sociedades igualitarias, armoniosas y fraternas. El problema esta en el paso del sustantivo al objetivo ya que se cambia los sentidos una utopía es un proyecto realizable, aunque no realizado aún. Mientras utópico es algo imaginario o imposible.
Las sociedades como las nuestras no se sustentan en una plenitud de la felicidad ya que una duración sin fin es imposible lograrse por que están las limitaciones que nos impone la naturaleza como la muerte.
El venezolano que cultiva la utopía es un ser del mañana, es el que repudia el ideal del momento, rechazado las cosas según son, duda, inventa, intenta, asume riesgos, plantea sin importar si son molestas y ese mañana no posee aun existencia esta por crearse y lo hermoso es que su creador soy yo, como tu o como nosotros.

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