Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
En tres minutos se pueden hacer muchas cosas y a la vez nada, si son minutos del amor, no alcanza ni para un suspiro y si son de odios, pueden ser eternos, particularmente yo necesito màs de tres minutos ya que todo lo que intento de hacer es con amor.
Nuestros problemas no esta en tres minutos, quizás en medio siglo de olvido donde hemos cedido todo, desde dejar de ser ciudadanos, hasta venezolanos, donde todos nuestros gobiernos empiezan con buenas intenciones, pero terminan como animas en pena, pareciéndo mendigos y a la vez regalando todo a los demás, por ideales de otros, para beneficios de otros, quizás en lo màs profundo de nosotros, no hemos dejado de ser esos nativos que cambian sus riquezas, por espejitos rotos.
Nunca hemos poseído una ideología fuerte y unitaria, ¡ni ahora tampoco! tan solo un conjunto de aportaciones venidas de diversas fuentes y necesarias para retener el poder por el poder. Pero, en èste largo perìodo de cambio revolucionario, no se han originado una mentalidad con valores y símbolos que perduren después del mismo, ya que la mediocridad no es un valor.
Sin no hacemos el esfuerzo por un nuevo elenco valorativo, el gobierno, la oposición y los venezolanos en general estaremos perdidos y a merced de tontos sueños. El chavismo ha creado un sistema de instituciones paralelas que ahí están, funcionando mejor o peor, pero todas con las mismas características, la ausencia de valores, hasta el punto de que, a estas alturas, pueden algunos hablar de democracia sin ciudadanos auténticamente demócratas, caso patético, el problema eléctrico y del agua, la salud y la seguridad en una lista sin fin, mientras que queremos solucionar los problemas de otros.
La democracia simplemente es un sistema de gobierno, dentro de un sistema de valores, que constantemente se renueva política y moralmente, si no es así, no existe aprendizaje y socialización en valores, el régimen no queda consolidado, se confiese o no, se extinguirá como los dinosaurios de un solo golpe. Con el problema energético y de los tres minutos, también quedo demostrados que poseemos tres «valores-disvalores»: el hedonismo, el consumismo y el afán por el éxito sin esfuerzo. Los valores se definen, se defienden con el derecho connatural de la resistencia pero sobre todo, se transmiten y no en tres minutos.
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