domingo, 18 de octubre de 2009

El camello, la niña y yo




Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com

Cuando se trata de ocultar las cosas, estas hablan a la larga por si solas

Así como hay sucesos inesperados que nos cambian, también hay situaciones que nos llevan al pasado y nos lanza al presente como un búmeran con una gran fuerza desenmascarando la más pura realidad.

Fui invitado por un viejo amigo, a participar en una ponencia en la hermosa y eterna ciudad de Madrid, y en un momento libre me acerque a aquel viejo Parque Zoológico de Madrid, llamado Zoo Acuarium, que se encuentra en la gran superficie de bosque llamada Casa de Campo.
Hace muchos años cuando vivía en esa ciudad un día mi padre me llevo a ese mismo sitio yo era un niño aún y me acuerdo que observando a los camellos, quizás por el contraste, ya que hacia un frio muy intenso, estábamos en pleno invierno y el camello pastaba de lo mas natural, yo le dije a mi padre que ese animal era del desierto, que como hacia para soportar tal frio y papa me dijo - igual que nosotros se adapta – eso es la supervivencia, adaptarse, adecuarse, y nosotros los humanos somos la única especie que se adapta y adecua a cualquier circunstancia, inclusive contra el mismo.
Hoy entrando el otoño busque justamente, donde estaban los camellos, en esas veinte hectáreas hermosas, me puse casi en el mismo lugar donde harán unos cuarenta años mi padre y yo estuvimos, fue como abrir un portal del tiempo y de sentimientos, cuando contemplaba a los camellos, se me acerco una niña como de unos 10 años ella me miro y me dijo ¿te gustan los camellos?, yo le dije porque lo dices- es que tenéis rato observándoles – yo la vi y me acorde cuando mis hijas tenían esa edad tan bella y le respondí - no es que me gusten los camellos lo que me gusta es el tiempo, sí ese momento de mi vida que envuelven ellos y me lo muestran cada vez que los contemplo, - ella me miro y no dijo nada, puso su mirada sobre ellos y me dijo -a mi si me gustan, sobretodo porque en ellos vienen los reyes que me traen regalos- yo me recordé que en España no es el niño Jesús ni san Nicolás, son los Reyes Magos, bueno lo lógico ya que fueron ellos los que le llevaron los regalos a niño Jesús- seguí mi marcha observando los animales. Al tiempo pase de nuevo por los camellos antes de irme del zoológico, la niña por casualidad, se me acerco de nuevo y me miro con gran ternura y me dijo – tu sabes que los camellos aman tanto que dejan ir a su pareja por amor – yo me sonreí y le dije ¿como sabes eso?, ella con una mirada picara y una sonrisa - me lo dijo mi papá cuando le pregunte porque tu veías tanto a los camello, - entonces tu papá es sabio, le contente – ella se volteo echo a andar y girando su cabeza hacia mí en viva voz expreso, - no, es sicólogo- Haaaaaaaa…

Partí del sitio con dos bellos recuerdos, el de mi infancia y el de hoy, de una niña que como un búmeran me llevo a dos realidades, la del camello y la mía en dos tiempos pero en un mismo espacio, la de ser, estar y no colonizar… la libertad es hermosa sobretodo cuando la damos.

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