jueves, 1 de marzo de 2012
Los hombres que mueren como los lobos
por Carlos Vicente Torrealba
Ya hace muchos años, cuando mi abuela doña Esperanza vivía y salíamos a pasear a caballo por las riberas del río Portuguesa en el estado Guárico, un día como hoy, en primavera, justo cuando pasábamos frente al pueblo de La Unión, que quedaba al otro lado del río, yo le pregunté y por qué cuando se ama se sufre? Ella me vio extrañada y jalando por las riendas su caballo bayo de cabos negros, lo detuvo. Se llevó su mano a su sien y me dijo “por qué te preocupa tu fantasma del mañana si apenas tienes doce años? Por qué esa pregunta?
Tan sólo le dije que lo he visto, que la gente sufre cuando ama. Ella me dijo “el amor y el sufrimiento era como el viento detrás de la bandera” “Y es hijo, cuando el ser humano se encuentra enamorado manifiesta su felicidad y trae a colación los pensamientos y sentimientos más profundos de su ser, de su cuerpo y su alma. Mira hijo, el estar enamorado es un desafío, ya que intervienen diversos factores. Siempre cuando nos enamoramos, nuestro bienestar siempre anda entre el filo de la navaja”; señalándome con su mano el pueblo que quedaba frente a nosotros me dijo – observa, qué ves?- Yo le respondí que las casas del pueblo y ella me dijo “no crees que sería aterrador descubrir lo que ocurre detrás de cada puerta en cada una de las casas del pueblo” y Tú te imaginas que no amemos porque pensemos que vamos a sufrir? o que no suframos para no encontrar el amor? Espueleando nuevamente su caballo para empezar de nuevo la marcha me preguntó, y tú has leído sobre los lobos?
Me quedé pensativo y le dije que sí. Ella me recordó que en la naturaleza todos los animales se rigen por dos tipos de trayectos o distancias de seguridad: la Distancia de fuga, es en la que el animal amenazado o presa ve con tiempo suficiente a su atacante o depredador como para poder huir.
La Distancia crítica: es en la que el animal amenazado o presa no ve con tiempo suficiente a su atacante o depredador, como para poder huir y tiene que luchar; esta agresividad es la máxima que el animal puede activar, depende su vida y la vida, hijo, se rige por la oportunidad y el riesgo que asume el lobo y nosotros también somos así, como en cualquier oportunidad o situación en la vida, el amor también está compuesto por dos caracteres: oportunidad y riesgo.
En toda relación se encuentran implícitas las dos opciones. La oportunidad de amar y ser amado, de encontrar la persona adecuada con quien se pudiese compartir cada una de las alegrías, logros y triunfos, aquella persona a quien se le pudiese desnudar su cuerpo y su alma. Por otro lado, se encuentra el equivocarse que trae consigo el eminente y mordaz sufrimiento. Todo en la vida tiene doble cara y el amor no está exento de esta doble cara, por un lado se encuentra la felicidad y al mismo tiempo está el riesgo de sufrir.
El sólo hecho de tomar la decisión de amar trae consigo la gran posibilidad de abrirle las puertas al sufrimiento. De allí que te diga que el sufrimiento es parte del arte de amar. Sócrates decía: “sólo podemos desear aquello de lo que carecemos, y si deseamos lo que tenemos es exclusivamente por miedo a perderlo”. Muchos pensamos que es imposible disfrutar plenamente de lo que se posee, debido a que el ser humano es inconforme por naturaleza. De allí que la insatisfacción que surge como una expresión del sufrimiento es un hecho connatural del hombre.
Mi abuela detuvo su caballo, puso pie en tierra, apretó la cincha de su silla y de nuevo tomó el caballo por las crines para ponernos en marcha, cuando me dijo - El ser humano es el único ser de toda la naturaleza que nace en un gran estado de incompletud, vulnerabilidad y dependencia; es el único ser que necesitará ineludiblemente del otro para sobrevivir- toda la vida buscará como un lobo la luna que será su felicidad, pero tendrá muchos obstáculos y el más grande será el mismo.
Y son algunos hombres y mujeres que morirán como los lobos aullándole a la luna, a ese amor inalcanzable que está ahí, se ve, se siente, pero muy lejano.
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