domingo, 3 de enero de 2010

La Felicidad vs El Placer


por Carlos Vicente Torrealba


Una querida amiga me dijo que “en ciertos momento no tenia deseos de vivir”; particularmente no le dije nada, pues me hizo recordar mis luchas internas cuando yo confundía la felicidad y el placer. Hay que distinguir amigos muy bien entre lo que es la felicidad y el placer. El primero como un estado estable y completo, opuesto al segundo que es una satisfacción pasajera y limitada.

La felicidad para mí es cuando se confunde el presente y el futuro, el ser y el devenir es desde luego un momento de deslumbramiento y esperanza mientras que el placer, casi siempre es procurado por el cuerpo. Esta discusión simple, pero filosófica por lo menos tiene unos tres mil años. Particularmente estoy convencido que la felicidad es una armonía de toda nuestra persona, del yo interior, del yo corporal y de ese yo con el mundo; mientras que el placer tan sólo contribuye a esa armonía cuando está en equilibrio, ya que si el placer es excesivamente poderoso, puede destruir esa armonía, y nos cuarta los otros placeres que nos da la vida.

Para otros y quizás sea como el fin del viaje la felicidad es cuando se llega a un estado alto en la espiritualidad y se superan nuestras propias debilidades ya que a cierta edad y condiciones, la ausencia del placer deseado puede aportar una serenidad que es una forma de felicidad infinita, pero para mi la felicidad siempre debe ser posible y accesible. Paradójicamente a la felicidad también la puede destruir la satisfacción que destruye e eliminar todo deseo por luchar o vivir.

La felicidad es siempre un estado personal mientras que la colectiva, es la coincidencia entre felicidades individuales ya que ella no es un valor en si, como la justicia y la libertad, que si lo son. Muchos hemos creído que la felicidad es un bien supremo. ¡No! ella no lo es, más bien es ella un derecho, de allí que tengamos que luchar por unas organizaciones colectivas que no obstaculicen sus consecuencias. En Venezuela se habla mucho del “derecho a la salud” pero la salud en nuestra nación empobrecida de espíritu depende de muchos factores. Lamentablemente nuestra sociedad hoy no tiene influencia alguna, pero si debemos y podemos exigir el derecho a la atención médica, que va a depender en buena medida de la buena voluntad colectiva y del estado de conciencia individual.

Vi a mi amiga como rumiaba su propio laberinto y yo mi angustia y quería decirle que hasta hace algunos años yo era una persona que lo quería todo, y obtuve algunas cosas, pero nunca la totalidad de lo que deseaba. Ha sido interesante vivir ya que la felicidad ha entrado a mi por el desierto de la ausencia de cosas y a veces ésta se ha deslizado por entre los estorbos que supone tener muchas cosas. Lo más importante de la felicidad, amiga, desde luego es saber acogerla por donde venga y aprovecharla al máximo por que no se sabe cuando vendrá de nuevo.

Quien se sienta feo, inexistente, trasparente, grotesco ante los ojos de los demás sólo puede hallar su identidad en el odio que proyecta sobre aquellos y no puede ser feliz. Como he dicho antes el drama es, no saber quienes somos y cuando uno sabe quien es uno proyecta el espíritu de uno mismo y viene la felicidad a nuestro encuentro.

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