jueves, 4 de junio de 2015

¿En Venezuela hay vida antes de la muerte?

Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter: @cartorrealba Casi todas las personas hablan de ¿cómo será el fin de esta historia?. Pienso que las últimas páginas de este triste drama convertido en sainete estará escrita con el buril de la política visceral; esa que se lleva a todos por delante incluyendo la felicidad sean del extremo que sea, al fin y al cabo el infierno es uno solo y más cuando lo labramos. La mayoría de los hombres y mujeres de cualquier nación o cultura buscan reflejar por fuera lo que en el fondo son por dentro, mientras que los latinoamericanos nos hemos empeñado de tratar de reflejar justamente por fuera lo que no somos por dentro. Quizás esta diferencia se deba a que el cerebro no busca en si la verdad tan solo sobrevivir, aunque sea dentro de su propio caos. Aunque no existe un estudio científico sobre la calidad de vida de los venezolanos hace 18 años atrás con respecto a lo paupérrimo de hoy, si sabemos la intensidad y la magnitud del desasosiego que vivimos hoy, sobre todo por la dualidad de la moral y una violencia que nos ha desestructurado nuestra visión de la propia libertad, felicidad y justicia. Hoy, el mañana es una incertidumbre sobre todo porque lo construimos hoy y ese mañana no existe si no existe un hoy donde los factores personales son los que pueden ayudarnos a sobrevivir. El venezolano debe tener claro que no hay vida si no se controla por lo menos parte de ella, no podemos seguir cediendo está a consignas y dogmas que ni siquiera los voceadores de estas conocen. No hablo de derecha o izquierda ya que ambas en nuestra nación en el terreno de la práctica ha resultado lo mismo sobre todo en materia de depredación del propio venezolano. La felicidad no es el resultado de ideologías políticas, ni de religión alguna. Es la ausencia del sufrimiento y depende de su intensidad y magnitud, el grado de felicidad que tenemos. Las próximas elecciones parlamentarias no serán el fin de nada, pero si puede ser el principio de nuestra felicidad como sociedad, como individuos y hasta como nación. Este caos se nutre de nuestra docilidad, de nuestra apatía y de esa falta de compromiso sobre todo con nosotros mismos; en la Venezuela de hoy no existe la vida antes de la muerte ya que no hay vida cuando la sociedad esta inerte. La vida es acción, accionar y actuar; esta se construye si en verdad queremos construirla en algo útil, nada más.

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