viernes, 22 de mayo de 2015

Infantilización

Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter: @cartorrealba El ser humano es una especie fascinante, quizás debido a su discontinuidad. Es precisamente por esa capacidad de detenerse y poder retomar la acción hasta la temporalidad que lo hace humano. En nuestra nación la discontinuidad se ha experimentado al máximo, a tal punto que el surrealismo es parte de nuestra cotidianidad; la frase “Los muertos que has matado gozan de buena salud” no nos asombra como en otras sociedades o culturas. Es que la hemos oído en toda nuestra historia republicana en distintos contexto y en diversas formas por los llamados políticos, los mismos que han solido quitar la voz al colectivo imponiendo su capricho y sus intereses por sobre la sociedad y el propio estado. Venezuela es un extraordinario país, lo único que es una nación que algo le pasa a su gente, que en vez de avanzar va en retroceso, esto pareciera ilógico; pero en nuestra nación lo lógico pareciera carecer de sentido. La esfera política hace anti-política, los que nos dirigen no corrigen, los que educan nos deseducan y los que debieran dar ejemplo juegan a la doble moral con tanta facilidad, que el cinismo es ya una actitud connatural en nuestra sociedad. Nuestro país es el epicentro de estudio de diversas universidades e instituciones a nivel mundial, no por sus riquezas naturales o su extraordinaria geografía; más bien por sus enormes contradicciones, como: ser la nación más rica del continente con los mayores yacimientos de minerales del planeta pero que está sumida en la más profunda pobreza económica, social, cultural y hasta espiritual. Es que nadie se puede imaginar ni en la película más escalofriante de terror, como un grupo de hombres y mujeres saquean un camión volteado de harina pan y al conductor moribundo lo tiren a un lado mientras que auxilian la harina o una góndola cargada de caucho es saqueada y al llegar la policía para poner orden, estos terminan también llevándose los cauchos. Al parecer la única palabra que puede explicar esto es infantilización. El quitar a alguien, algo que creemos necesitar por la fuerza tan solo lo puede hacer un niño malcriado con padres irresponsables. La infantilización es lo más parecido a la desertificación que es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción, y eso es lo que le sucede a nuestra nación.

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