viernes, 22 de mayo de 2015

El país posible con verdad

Por Carlos Vicente Torrealba carlosvicentetorrealba@gmail.com Twitter: @cartorrealba
Nuestra nación ha estado experimentando una crisis profunda y prolongada, eso es una verdad que no se puede ocultar; por más esfuerzos que el gobierno haga, la crisis de nuestra nación no es coyuntural más bien estructural debido que sin querer o por una estrategia muy bien elaborada al venezolano se le fueron borrando los valores, sus raíces, sus símbolos, y no se entendió jamás lo que éramos por esencia. De ahí que se quiso imponer modelos utópicos de sociedades artificiales que jamás vivieron de su esfuerzo más bien estados parasitarios de otros sistemas ideologías y modelos. Jamás se ha querido entender nuestra verdad, por parte de un sector del gobierno y de la oposición que tan solo juegan al poder y no al beneficio del propio estado. Caracas hoy en día es un anti modelo de ciudad sin hablar por supuesto de la anarquía urbanística, cuestión que 50 años de estudios y de todos los avances experimentados por la UCV y sus más de 500 trabajos de investigación han explicado muy bien el problema y se rechazaron tan solo por caprichos y por obtener los constructores de ranchos verticales dinero sin importar las consecuencias sociales, culturales y económicas de una ciudad que se convirtió de los techos rojos a un Ghetto Neoyorkino. La verdad es un hecho relativo que también depende de las otras verdades. Esto suena raro pero es que no hay una verdad absoluta como no existe un espacio completamente vacío o lleno; no hay una verdad axiomática por que no existiría su contraparte, ejemplo en matemática más (+) no existe sin menos (-), es decir, sin diferencial no habría integral; Así como en mecánica ‘acción y reacción”. En física, en el campo de la electricidad el ‘positivo y negativo”; en la química en la combinación y la disociación de los átomos; en la guerra la ‘ofensiva y la defensiva”, el ‘avance y retirada”, ‘la victoria y la derrota”; en política lo ‘colectivo y lo individual”. Mao Sedon (Mao Tse-Tung) decía de la verdad y la mentira, la una no puede vivir o existir con la otra, se puede entender que la verdad pasa a ser tan solo una simple propaganda para ello y no una verdad para el colectivo. He allí, el primer gran dilema de nuestra contemporaneidad, donde la verdad se ha vuelto una verdad a medias, o más bien, un engaño solapado o disfrazado. La verdad no hay una sola, ni puede ser un elemento subordinado de filosofía o religión alguna, más bien responde a la angustiosa necesidad de la búsqueda del hombre para dimitir sus propias contradicciones del ser y de su hecho connatural. Si la verdad es de un solo hombre y la quiere imponer para sus propios fines, entonces sería una verdad autócrata. Si la verdad está sujeta a intereses individuales, para alcanzar un objetivo que sólo satisfaga la necesidad de un solo individuo, se convierte en una verdad fascista. Si la verdad es exclusiva del “laissez faire, laissez passer ” entonces el neo-liberalismo seria la salvación del mundo. Si la verdad la hubieran poseído los defensores de la edad industrial, no existiera la evolución contemporánea. Si la verdad hubiera estado sujeta a la filosofía totalitaria, el bolchevismo, el fascismo italiano y el nazismo hoy todos nosotros hubiéramos sucumbido antes “los Balillas italianos” o los “hitlerjugend”, y el mundo sería un solo pensamiento el de ‘Kraft durch fraude” (a la fuerza por la alegría). Nuestra espantosa verdad es que hasta que no oigamos al otro, este país seguirá el rumbo sin sentido o acaso podemos vivir en otro planeta o pensar que Venezuela está en otra galaxia, cuando la gran verdad es que este mundo esta interconectado e interdependiente de los demás países y sistemas, hasta Cuba ya lo ha entendido.

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