viernes, 12 de marzo de 2010



La sed

Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
Twitter: @cartorrealba


La vida es interesante ya que ella es un constructo de nuestras propias vivencias y un continuo, que va mas allá de nuestras emociones. No importa si estamos o no conscientes de ella, esta continua y con una aceleración constante. Nosotros elegimos lo que somos aún cuando los factores externos nos bombardeén siempre, la elección es nuestra.

Hay tres tendencias básicas primarias que guían como un timón la conducta de las personas y de allí nuestra elección en nuestro proyecto de vida. La primera es la que nos hace permanecer vivos y es la de la conservación. La segunda, la que nos permite relacionarnos con otros seres y hacen posibles nuestras vivencias como es la interrelación personal. La tercera es la que nos asegura nuestra continuidad como especie, esta es la sexualidad. Todas las sociedades y casi todas las culturas suelen aceptar a las dos primeras como una obvia necesidad; pero la última que conforma dicha trinidad genera mucho miedo, angustias, contradicciones y al final represión, ya que en ese vinculo vital con la interrelación personal y su efecto sobre la vida de cada uno de nosotros y a la vez mancando nuestro destino.

De allí que les diga que tengo una amiga de muchos años, que se desdibujó ante nosotros como un lienzo que curte el sol. No sé en que momento se perdió del camino tan hermoso que llevaba, quizás nunca estuvo en él. Hoy en día, sé que todo lo que vemos no es en sí lo que vemos; más puede ser un espejismo o tan sólo un reflejo de lo que queremos ver. Cuando la veo me hace recordar a la luna ya que sólo observamos una parte de ella y la otra está en la oscuridad inalcanzable a nuestras percepciones.

Mi amiga tenía una cabellera hermosa hoy es de plata aunque se tiñe el pelo como un trigal ante sol. Que lástima que se ha teñido también con el color de la amargura su espíritu, tan sólo por no poder dejar de ser lo que siempre pareció ser y justo lo que criticaba tanto. Mi amiga no está tan sola, y oculta entre las sabanas alquiladas de cuartos sin nombres, sus verdaderas emociones y eso la ha hecho un ser de dos mundos que se derrumban ante ella como Pilatos ante Dios.

Mi amiga fue una buena amiga, hoy ya no. Cómo la sed del viajero, la aplacó otro vaso y otro licor. Tan sólo observo como va como un velero sin timón ondeando lo que pudo ser y lo que es hoy.

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