jueves, 5 de noviembre de 2009
La sanción
Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
Se dice que el motor esencial del sentido humano se basa y se construye en la diferencia y el contraste, de ahí, es donde se sustenta todo nuestro andamiaje conceptual de lo vivido o por vivir, del amar o soñar, en creer ciegamente en lo que vemos o creer tan solo en lo que sentimos.
Si creer en la posibilidad de alcanzar nuestras metas es el primer paso de nuestra liberta, en toda nuestra historia republicana se a luchado por ideales donde grupos de hombres lo han promovido, se erigieron como lideres o caudillos de esos ideales y después de alcanzar el poder se le ha olvidado por lo que antes habían luchado y caen en ese éxtasis extraño, exótico y mesiánico, de creerse ellos que son la causa y la razón de nuestra existencia como nación de ahí nuestra magia que se convierte en nuestro gran talón de Aquiles.
Nuestra país es un universo de contrastes y contradicciones quizás sea una de las pocas del planeta que niega su propia existencia, donde se pretende evolucionar regresando a nuestros orígenes no como un hecho connatural para una revisión de nuestra venezolanidad, mas bien es negar nuestra propia evolución como nación e individuos, donde se penaliza la capacidad, ocultándola, marginándola y excluyéndola, para exaltar a la mediocridad, la incapacidad y el saqueo.
Ya sabemos que nuestra crisis esencial es de valores, y es tan profunda que no sabemos en que momento empezó, lo que si estamos seguros que ha llegado a muchos de los puntos vitales de nuestro sistema uno de ellos es nuestra energía eléctrica, el dinero que ha invertido este gobierno en el sector eléctrico es impresionante, pero los resultados son irrelevantes a tal punto que es un país que se puede quedar a oscura con toda la energía del planeta, pero no hay culpable y como magia los verdugos se vuelven victimas y las victimas son sancionadas como si el progresar, generar fuente de empleos, lugares de esparcimientos, tener un televisor y prender la luz para orinar, fuera un pecado.
Es ilógico y anti natural que se sancione al pueblo venezolano pero no a los responsables por los hechos, que si los hay y no pueden ocultar su requisa. Se asegura que la forma de pensar en nuestra cultura occidental se centra en la escritura y la racionalidad pero en Venezuela se centra en la miseria humana del poder irracional que sanciona lo que debería alabar.
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