miércoles, 16 de febrero de 2011

Tan sólo Él




Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
Twitter: @cartorrealba



Sí, a él yo lo conozco o quizás aún lo estoy conociendo. Él es también un arriero que guía las notas sublimes del silencio de la sabana. Él es un caporal que está atento a las manadas que ya se fueron pero quedaron atrapadas entre sus pensamiento y su alma, como aquellos molinos de viento o acaso el será un cabestrero o un llanero que lanza al cielo el lazo de sus versos que son mitad vida y mitad sueños.

Sí, yo lo conozco pero saben aún estoy aprendiendo a conocerlo. Él es un hombre formado con algo de carne, algo de alma pero sobretodo con mucho sentimiento, ya que nació en mitad de la sabana entre las brisas que se colaban por los palmares y venían cargadas de los sueños de un pueblo que fue orgulloso de su suelo. Él como un pescador con su atarraya los atrapó y con sus manos fue tejiendo los sonidos de los palmares, de los caños, de los esteros, también de esas bestias cimarronas que junto a los toros bravos formaron sus versos, donde el amor de la muchacha con ojazos negros, cola de caballo, espíritu libre y cerrero hizo posible construir canciones, pasajes y unos exquisitos conciertos; con todos ellos surge ese amor, pasión y sed tan profunda por beber toda la cultura de su pueblo.



A él yo lo conozco, lo vi en mis sueños. Él era aun un niño que en mitad de la majada se convirtió en becerrero como la primera lección que le dio su padre don Santana para que luego fuera un llanero de caballo, soga y torro bravo. Pero sobretodo un hombre orgulloso de llevar el sol en la espalda y labrase su vida con el sudor de su esfuerzo. Así fue como surgió este hombre que es carne y alma pero lleva tallado el espíritu de su pueblo en siete notas que en sus manos son millones, como estrellas hay en el cielo.



Sí, yo lo conozco. Él es manantial de las pasiones, es remanso de las nostalgia, es fuego de sus deseos, es libertad de la palabra y es nota que se convierte en ritmo y melodía entre sus manos que van tejiendo entre las cuerdas del arpa, sentimientos que nutren el alma del hombres y mujeres que se sienten orgullosos de ser lo que son, simplemente venezolanos amantes de su cultura y su pueblo.

Sí, yo lo conozco. Cómo no conocer a don Juan Vicente Torrealba, no porque sea mi padre y este 20 de febrero esté cumpliendo 94 años, más bien por ser parte de esta Venezuela que aún se está pariendo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Lecciones de Chinchorro Sutra (Manual criollo del sexo) / Por: Nataly Urbáez Ilustración: Karen Franco


Lecciones de Chinchorro Sutra (Manual criollo del sexo) / Por: Nataly Urbáez Ilustración: Karen Franco
de Carlos Vicente Torrealba, el Domingo, 06 de febrero de 2011 a las 23:13
Lecciones de Chinchorro Sutra (Manual criollo del sexo) / Por: Nataly Urbáez Ilustración: Karen Franco



de SexoSentido, el Viernes, 04 de febrero de 2011 a las 15:51





Ni joropo, ni sombreros pelo e’guama, “Chinchorro Sutra” explora el arte del sexo y del amor ‘trancao’. Como un renacer del disfrute sensual, Carlos Vicente Torrealba nos propone dar rienda suelta a nuestra imaginación, dentro de un chinchorro, pieza fundamental del modo de vida llanero, que ha dado abrigo a nuestra historia y en especial a los amantes

Por: Nataly Urbáez
Ilustraciones: Karen Franco

El rítmico vaivén del vientre de moriche, en el que se sumen los deseos de los más resteados, brinda interesantes oportunidades para redescubrir el sexo en pareja, pues, entre otras maravillas, el chinchorro anula la posibilidad de retirarte y dejar a tu yunta sintiéndose distante, al otro lado de esa enorme cama que los unió. El chinchorro es cómplice de la comunión de los cuerpos, arremolinados en una maraña desentrañable, que combina un poco de equilibrismo y otro poco de sexo salvaje, para descubrirse más allá del orgasmo, como asevera Carlos Vicente.

Con toda la picardía de nuestras tierras y la pericia de un consagrado dador de placer, el autor de “Chinchorro Sutra”, Carlos Vicente Torrealba, desarrolla un tratado sobre el amor y el amar que genera, incluso en los más escépticos, unas incontenibles ganas de comprar un chinchorro, así sea uno chiquitico, pero cumplidor.

Habiendo nacido en un hato, su crianza transcurrió en lo más cercano a una orgía connatural, pues “si los caballos no montan a las yeguas no hay crías; si los toros no montan a las vacas no habrá qué vender, ni leche, ni queso qué producir”. Era de esperar que esto generara en él una visión maravillosa del mundo y de su cultura, que fue entretejiendo justamente a su chinchorro.

¿Cuáles han sido las reacciones de quienes ojean el “Chinchorro Sutra”? Algunos, muy incrédulos, preguntan: “¿Se puede tener sexo en chinchorro?”. Otros, con cara de quien lleva semanas haciendo streching, confirman la eficiencia del libro. Y otros, experimentados desde antes, retornan a un momento ya vivido y comentan con picardía: “Sí, definitivamente se puede tener sexo en chinchorro”.

Y vaya que se puede, incluso con ventajas, como nos revela Carlos Vicente, en tanto que “la forma del chinchorro permite un mejor acoplamiento de la pareja en cualquier posición. Sus movimientos cansan menos y permiten prolongar el contacto, y quizás lo más interesante, que se trata de algo nuestro. No es una de esas camas tántricas incómodas o esos columpios en los que uno no sabe si está haciendo maromas de payaso”.

Entre más elástico mejor

Los chinchorros, dice Torrealba, pueden estar confeccionados con distintos tipos de fibras y tejidos, aunque los de algodón no suelen ser tan cómodos. El de moriche, aunque muy agradable, no tiene gran elasticidad; y el de nailon, aunque menos estético, suele ser más elástico: se acomoda mejor al cuerpo y soporta mucha carga. Algo importante, ¿no creen?

Para terminar, Torrealba nos deja saber que, “con amor, donde sea… Porque estar enamorado es como la estación que no queremos pasar. Amor no es tranquilidad, no es equilibrio, no es lógica”. Y, cosa extraña en un hombre, Torrealba exalta el amor fiel y por ello leal. “Ser infiel, a mi juicio, es el arte del suicidio ritualista del orgasmo”. El autor nos ofrece así un compendio completo del amor, que más allá de los colores patrios, trasciende elaboraciones filosóficas en torno a cómo amar y cuánto: es decir, sin medida.

Ya tengo el chinchorro, ¿y ahora qué?
1. Cerciórate de haberlo atado bien, de la fuerza y agarre que tendrán, porque “pared débil, caída segura”.2. Siéntate en él, toma confianza en el chinchorro, y en ti misma.3. ¡Déjate llevar! A continuación te detallamos seis posturas, para que des una muy criolla rienda suelta a la exploración del placer en pareja.
Las riendas
Aunque requiere de una buena condición física, promete uno de los orgasmos más profundos que puedan disfrutarse en la vida.

El garabato
Para las más gimnásticas, pasa tu pierna flexionada sobre tu pareja, y a 50 centímetros del suelo, hazle saber para qué sirven las “fulanas clases de yoga” que estás tomando desde hace meses.

El cebú
Entre las posturas más cómodas y conocidas, ésta es una variante del misionero, que permite buena libertad de movimiento para el hombre, y esa sensación de sometimiento que a veces necesitamos las mujeres.

La nutria
Recomendada para el sexo anal, esta posición te ofrece libertad para imaginar, para tocar y disfrutar a tu amante. Se sugiere, además, tener en cuenta la superficie sobre la que reposarán las rodillas, para no entorpecer el goce de ambos.

Los jarretes
De penetración total y frontal, para este deleite el chinchorro habrá de estar colgado a la altura de los genitales del hombre, y así dejarte columpiar al ritmo que él decida.

La pereza
De una técnica, quizás más avanzada, la pereza es una postura para atletas y aventureros, con un chinchorro tenso, colocado a la altura de la ingle del hombre, que tomará por los glúteos a su compañera para atraerla hacia el cuerpo y penetrarla.

sábado, 5 de febrero de 2011

La sexi-mitología


Las Notas desde el Chinchorro Sutra
Por Carlos Vicente Torrealba
chinchorrosutra@gmail.com
chinchorro-sutra.blogspot.com
Twitter: @cartorrealba

Yo daría todo por tu felicidad, ¡Aunque yo no cedería la mía!





Lamentablemente los amantes de la sexualidad con amor, nos hemos dado cuenta que el reto de la humanidad ve la sexualidad siempre bajo la perspectiva del tema tabú. Gracias a esto aparecen mitos acerca de la sexualidad, falsos e incorrectos generalmente lo escucharon de alguien de sus afectos.

Para muchos, los mitos sexuales no permiten que se disfrute de la sexualidad tal y como debe ser, sino que interfieren con la misma, así como les decía a mis cadetes de la AMV que la mejor arma para la guerra era el conocimiento de la misma, así les digo a ustedes hoy, que la mejor arma sexual es el conocimiento de la sexualidad.

Los mitos sexuales más ridículos que usted tiene que desechar son:

La impotencia en los hombres mayores es siempre producida por factores físicos; esto es más falso que un abrazo de político en tiempo de campaña electoral, ya que son los factores psicológicos que pueden ser los únicos culpables, sobretodo si el tipo se ha creído que el pene es el centro del universo.

El sexo oral produce cáncer en la garganta. Si esto fuera así el cáncer de garganta fuera una pandemia mundial al menos que exista una enfermedad de transmisión sexual que condicione la misma.

Mucho deseo sexual es característico de un eyaculador precoz. El deseo sexual no tiene nada que ver con la precocidad.

El orgasmo debe llegar con la penetración del pene. No siempre ocurre. Algunas tienen orgasmos cuando son penetradas, otras necesitan de estimulación directa en el clítoris.

La impotencia sexual es una enfermedad irreversible. Falso, esta condición es tratable al menos que haya pasado por la guillotina.

El hombre no debe decir nunca que no la sexualidad. No, el hombre puede negarse al sexo cuando así lo quiera, por eso no dejamos de ser más o menos hombres.

El hombre no tiene Punto G o P. Falso, el Punto G o P masculino si existe y es motivo de gran placer.

La práctica de la masturbación pertenece solamente a lo hombres. Falso, la masturbación femenina cada vez es más popular debido a los beneficios que aportan al conocimiento del propio cuerpo y su reacción ante los estímulos.

Masturbarse es un pecado. No es cierto, es una forma de explorar y disfrutar nuestra sexualidad, en ninguna parte de los libros sagrados dice ¡no te masturbaras!

Las personas deben tener una mentalidad abierta y juiciosa acerca de la sexualidad ya que se han tejido cientos de mitos para que el estatus cuo domine el placer humano y así domine al hombre.

Adictos al sexo que rico o que desgracia


Las Notas desde el Chinchorro Sutra
Por Carlos Vicente Torrealba
chinchorrosutra@gmail.com
chinchorro-sutra.blogspot.com
Twitter: @cartorrealba



Yo daría todo por tu felicidad, ¡Aunque yo no cedería la mía!




Una lectora nos pregunta: ¿Sí es malo ser un adicto al sexo?. Primero, es bueno saber que es la hiperactividad sexual, ya que antiguamente se manejaba el concepto de ¨ninfomanía¨ o ¨furor uterino¨ en las mujeres, mientras en los hombres ese tipo de desorden se le llamaba ¨satiriasis¨ y a la persona que lo padecía se le llamaba ¨sátiro¨. Tanto en el hombre como a la mujer se le llamaba en esa forma por considerar que padecían una obsesión por el sexo (quien no).

Sabemos que el deseo sexual varía enormemente en los humanos y esto también se debe al constructo cultural de cada uno de ellos, de hay que para medir la magnitud de lo que una cultura particular señala como normal, mientras otra puede ser que la misma frecuencia sea baja o quizás alta. De hay que el umbral de la hipersexualidad está sujeto aun al debate.

A nuestra amiga lectora que nos realizó la pregunta, le señalo que generalmente el ritmo sexual (la frecuencia) de un adicto al sexo dependerá de muchos factores, como la situación en la que se encuentre: el ambiente y también del tipo y el avance de la enfermedad. Sabe amiga, hay suficiente documentación que señala que hay personas que han mantenido relaciones con veinte personas diferentes en una semana, este es un caso de adicción al sexo.

La características de una persona que padece la adicción al sexo, es desde luego una profunda incapacidad de esta para poder controlar su impulso sexual, teniendo como primera fase la necesidad de seducir al extremo de convertirla en una obsesión y creando una conducta impulsiva sexual cuya única vía para reducir su ansiedad que le ha generado el pensamiento continuo y circular del sexo, caracterizándose una profunda desesperación generándose una obsesión con la sexualidad que lo lleva a una masturbación excesiva, inclusive en lugares o momentos inapropiados culminado en una depresión.

Aunque amiga, la pregunta lógica: ¿Cómo terminar con la adicción al sexo? La única forma que yo he conseguido a través de la literatura y de las diversas investigaciones de distintas universidades en el mundo es saber y comprender la respuesta sexual del ser humano y con la ayuda de especialistas serios que lo ayudarán en los tres niveles como son: El control médico que es necesario en casi todos los casos. Elconductual: aquí se trabaja el cambio de actitudes y el control de actividades relacionadas con el sexo. El psicológico que trabaja cambiando los pensamientos negativos que conlleva esta adicción por otros que aporten positivismo al paciente.

Ahora como reconocer un adicto al sexo: generalmente lleva una doble vida, tienden a ingerir alcohol ya que se avergüenza de sus acciones porque considera que no son morales. Practica sexo en lugares y con personas desconocidas sin poder evitarlo. Siente remordimiento o culpa después de un encuentro sexual, no consigue mantener una pareja ya que engañar es su norte no importa si lo conoce o no. Necesita cada vez mayor variedad y frecuencia en las relaciones, su conducta sexual le trae problemas legales casi siempre.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El Cólera Político

El Cólera Político

Por Carlos Vicente Torrealba
carlosvicentetorrealba@gmail.com
Twitter: @cartorrealba

Tan lejos de Egipto, pero tan cerca de la pólvora, la plaza cairota de Tahrir ha hecho que exista políticamente dos Egipto. Felizmente el gobierno vitalicio de Mubarak no será el gobierno hereditario que pretendió instaurar el nuevo faraón del siglo XXI.

Los hombres y mujeres egipcios claman por su derecho de libertad y de progreso, son ciudadanos hastiados de una manipulación de sus afectos. Mubarak representa la tragedia del Egipto de hoy, con sus cinco jinetes como son: la miseria, la corrupción, la falta de libertades, la explotación y sobretodo la más cruel prostitución de la dignidad del hombre.

Tahrir la plaza elegida por los manifestantes, significa liberación en árabe y para Latinoamérica es un test de Rorschach de la sociedad que ejerce su derecho a la resistencia: Egipto le revela a Latinoamérica nuestras propias dudas y nuestras certezas, los conflictos y las líneas divisorias sociales que nos aclara magistralmente las verdaderas relaciones entre el poder y los ciudadanos, los avances, la marginación y los límites de la cohesión nacional, pero sobretodo los niveles de frustración y nuestro posible punto de ebullición.

Lo que está ocurriendo tanto en Egipto como las de Bolivia con su “gasolinazo” deben interpretarse como signos y síntomas, y a la vez como consecuencia de procesos sociales que sacunden las bases de los estados para que las nuevas generaciones cambien los rumbos y es esta nueva generación que se enfrentará a grandes desafíos en su transición a la edad adulta. El primero es el estado de conciencia de no querer que le arrebaten su gran ocasión histórica, como toda generación que pretende su rol en la misma.

Ya son tres generaciones perdidas en Latinoamérica y la generación que nos juró los cambios se ha ido en promesas, desaprovechando por una ceguera patológica, el potencial transformador de su propia juventud que esta alcanzado su estado de conciencia ya que se están dando cuenta que gran parte de ellos son socialmente excluidos de los sistemas, como la educación, el empleo, la vivienda y la salud. Esta exclusión impide la inserción productiva y social ya que las señales de los gobiernos latinoamericanos son de incertidumbre o peor aún de una espantosa espera, aunque la espera suele generar un cólera político.